Dado que la representación de la Piedad no se describe ni en el Nuevo Testamento ni en los evangelios apócrifos, no podemos hablar de una escena de origen litúrgico sino promovida por el culto popular a partir de la Edad Media, sobre todo entre las madres dado el alto índice de mortalidad infantil y juvenil que había en la época a causa de las guerras, las hambrunas o las epidemias.

El objeto de la devoción, sobre todo al principio, era la conciencia del sufrimiento salvífico, siendo el Viernes Santo su momento principal, cuando entre la veneración de la cruz y el entierro, los fieles podían contemplar las cinco llagas de Cristo muerto reposando el vientre de su madre. Posteriormente, la devoción se mezcla cada vez más con la aflicción de la Virgen María, y el dolor afectivo de la madre pasa a primer plano.

Los orígenes de la iconografía Piedad datan del gótico tardío francés, aproximadamente a principios del siglo XIV. Es una creación pictórica del misticismo cristiano que luego pasó a la escultura. En el Barroco y en la época moderna continuó sin mayores cambios, mezclándose en ocasiones con el Descendimiento de la Cruz, la Lamentación sobre Cristo muerto o el Entierro. Incluso si la forma de representación cambia, solo es ligeramente, sin apenas diferencias estilísticas a lo largo de los siglos.

En Alemania el tema gozó de gran aceptación desde sus inicios. Muy interesante es la Piedad que nos ocupa, de tamaño natural y flanqueada por dos ángeles. Se venera desde 1972 en el templo de la Asunción de la localidad bávara de Hohenpeißenberg. Antes se veneraba en la capilla del cementerio que fue demolida en 1926.

Jesús yace en el regazo de María, quien en una suma demostración de amor materno, sostiene delicadamente su cabeza con ambas manos y le da un último beso en la mejilla izquierda. Los ojos aún entreabiertos de Cristo por la violenta muerte dan la impresión de que mira con tristeza a su madre. El cuerpo del hijo yace flácido, solo el brazo derecho de la Virgen lo sostiene y evita que resbale al suelo.

Tanto la Piedad como los ángeles se consideran obras de Bartholomäus Steinle (Böbing, hacia 1580 - Weilheim in Oberbayern, 1628) fijándose su fecha de ejecución con anterioridad al año 1620. Pese al periodo de su ejecución, esta talla, como otras creaciones del escultor bávaro, es manierista en su diseño. Incluso el cabello y las telas de las figuras todavía están claramente ejecutados bajo la influencia del gótico tardío.

Partiendo del Renacimiento y el Manierismo por un lado y de las fórmulas del Gótico por otro, la obra de Steinle se sitúa en la época de transición entre las mencionadas corrientes artísticas. En realidad Steinle las fusionó con el estilo barroco temprano, creando así una impronta muy personal, lo que unido a una prolífica e importante producción, muy mermada por el paso del tiempo, sobre todo en lo que respecta a sus grandes retablos, lo convirtió en uno de los principales representantes de la llamada "Escuela de Escultura de Weilheim".