Tallada en un solo bloque de mármol, esta Piedad se halla compuesta por cuatro figuras: Cristo exánime, recostado en el regazo de María, Nicodemo con el rostro inclinado hacia la figura de Jesús mientras sujeta con una mano sujeta la escalera y el martillo y con la otras las tenazas, todos ellos elementos que recuerdan la Crucifixión, y por último, la Magdalena arrodillada con su rostro apoyado en la mano de Cristo.

En general, la composición recuerda el estilo de la famosa Piedad vaticana, en particular por la postura de Cristo o el singular detalle de que María no apriete el cuerpo desnudo de Jesús directamente con sus manos, sino a través de las telas. No obstante, también hay elementos muy diferentes, como la adición de dos figuras más de la comitiva fúnebre y la postura de la Virgen, que a diferencia de la de Miguel Ángel muestra una mayor carga dramática al volver su rostro hacia el del hijo y levantar afectadamente su brazo izquierdo.

La obra fue encargada por la Catedral de Orvieto, en principio al arquitecto y escultor toscano Raffaello da Montelupo en 1565, pero murió al año siguiente cuando se ocupaba de la fachada exterior del templo. El encargo se retomó en 1570 y fue encargado al artista local Ippolito Scalza (Orvieto, 1532-1617), que no lo acabó hasta 1579. La firma de Scalza está en la base de un grupo que, originariamente, se colocó en una de las capillas de la catedral, hasta que a principios del siglo XX se trasladó al brazo izquierdo del crucero.

Además de escultor, arquitecto y cantero, Ippolito Scalza, hombre polifacético e ingenioso, se aplicó a todo tipo de trabajo que se le ofreció en Orvieto y los territorios vecinos, como constructor de órganos, restauraciones, diseños, ejecución y salvaguarda de obras públicas, caso de la contención del acantilado sobre el que se asienta Orvieto, y hasta medición de linderos, investigación de materiales de construcción o tasaciones, entre otros.