RODIN. OBRA SACRA (IV)
LA TENTACIÓN DE SAN ANTONIO
Jesús Abades y Sergio Cabaco
La Tentación de San Antonio |
La obra, realizada en torno al año 1900, muestra el cuerpo encogido de un hombre, vestido con un áspero y pesado hábito monacal, sobre el que una mujer desnuda se estira con la sensualidad habitual del escultor. Pegado su rostro contra el tosco suelo, con los ojos cerrados, el monje besa con frenesí la cruz, símbolo de la Pasión de Cristo, para escapar de la tentación de la carne, ya que, según la tradición, San Antonio Abad, en su retiro en el desierto, fue atormentado por el diablo mediante la visión de mujeres tentadoras. Nuevamente un relato sacro, el mencionado episodio de la vida del ermitaño, es solo un pretexto para que Rodin muestre toda la tensión psicológica y física de la situación, jugando el artista con el contraste entre el cuerpo cerrado y atormentado del santo, realizado casi como un caparazón, y el cuerpo desnudo de la mujer, expandido, voluptuosamente tumbado y ofrecido al varón. El religioso está casi oculto debajo del sobrio atuendo, cubierta la cabeza con una capucha; los pliegues del hábito son testigo de su tensión, los rasgos del rostro presionando la cruz reflejan su combate interior. Mientras, la figura femenina, en todo su esplendor de mujer joven e irresistible, se halla concebida como un cuerpo luminoso sin alma. Los diferentes tratamientos del mármol, desde el sencillo esquematizado hasta el acabado más pulido, como un recordatorio de las etapas de la creación, son comunes en la obra de Rodin y refuerzan dicho antagonismo. Al suelo apenas desbastado, casi en bruto, el escultor le funde la rugosidad del tejido de lana, apreciándose las huellas de las herramientas en la piedra blanca y brillante. Por otro lado, el material pulido, que juega con la luz y con las curvas, se halla reservado para el cuerpo de la mujer. Esta escultura de pequeño formato (61 x 117 x 70 cm) fue expuesta por primera vez en 1900 con motivo de la retrospectiva del autor en el pabellón parisino del Alma. Antes de ser adquirida tres años después por el Museo de Lyon, Rodin se deshizo de los moldes de la obra para evitar que fuera copiada. El boceto preparatorio en yeso se conserva en el Museo Rodin de París. A modo de curiosidad comentar que Rodin reutilizó la fémina tentadora para su Despertar o Ninfa Eco de la monumental Puerta del Infierno. Inspirada por las Metamorfosis de Ovidio, esta escultura representa a una joven mujer sentada encima de una roca y estirándose también en un gesto voluptuoso. |
La Tentación de San Antonio. Detalle |
Nota de La Hornacina: con información del Musée des Beaux-Arts de Lyon. Fotografías del Musée Rodin de París.
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