LA ICONOGRAFÍA DE SAN JOSÉ - PINTURA Y ESCULTURA (IX)
SEBASTIANO MARROCCO
20/02/2021
Foto: Tobia Gorrio |
Discípulo del prestigioso artista Giacomo Colombo (1663-1731), el escultor e imaginero italiano Sebastiano Marrocco (1707-1731) regresó a su localidad natal, San Severo (Puglia), una vez finalizado su periodo de formación en la ciudad de Nápoles junto al maestro, para abrir estudio propio. Pese a su corta existencia, ya que murió con tan solo 24 años de edad, Marrocco está considerado el gran continuador de las formas estilísticas de Colombo, desde la retórica gestual y el apasionado dinamismo formal, hasta la delicadeza pictórica del modelado, el virtuosismo de los ropajes y el tratamiento de los detalles anatómicos con incisivo realismo. El San José con el Niño fue una de las últimas obras realizadas por Marrocco. Se sabe que la talló en 1731, el año de su muerte y también el del fallecimiento de su maestro Colombo, el mismo año en que realizó otra magnífica obra que representa a "San Pascual Bailón". En torno a un año antes había tallado su obra más monumental, una imagen de la "Inmaculada Concepción" sobre una vaporosa nube con querubines que portan atributos marianos, y tres años antes hizo su primera gran obra, la "Dolorosa" para la iglesia de Santa María de la Piedad de su localidad natal, el mismo templo para el que también llevó a cabo la obra que nos ocupa. Este San José de busto, con la figura del santo labrada hasta la altura de las caderas, muestra, al igual que todas las obras citadas anteriormente, un fuerte influjo de la obra de Colombo, el cual advertimos también en otras creaciones de Marrocco como el "San Felipe Benicio" de Foggia y otra "Inmaculada Concepción" que se le atribuye y se conserva en la iglesia matriz de la localidad de Pietramontecorvino. Todas ellas muestran además fisonomías parecidas, con mentones redondeados y pronunciados, la misma forma de la nariz, las mejillas carnosas y enrojecidas, las bocas ligeramente abiertas que dejan vislumbrar los dientes y los mechones de cabello que se resuelven atornillados en espiral. El San José de Marrocco sujeta sobre su brazo derecho al Niño Jesús, que dispuesto entre pañales bendice al fiel con alborozo, sentimiento que predomina en un simulacro donde las figuras interactúan entre risas para subrayar el carácter de lo anecdótico y lo cotidiano en una relación entre padre e hijo. El santo lleva su mano izquierda al pecho arrebatado de amor, y viste camisa y mantolín en tonos ocres, propios de su iconografía. Esta última prenda se escurre por la peana, jugando así el artista con las fugas de volúmenes. Bajo el atuendo asoma la ropa interior blanca de José. El pequeño Jesús, sin embargo, aparece completamente desnudo. Tanto las preseas como la vara florecida del santo son piezas cinceladas en orfebrería. Existe otra imagen de "San José" en Torremaggiore que también se atribuye a Marrocco por sus conexiones con la obra que nos ocupa. Su catálogo de obras es muy escueto y se reduce a San Severo y las villas del entorno. Una lástima que el prematuro fallecimiento de Marrocco le impidiera alcanzar cotas más altas en el panorama artístico, ya que sus obras muestran una excelente calidad que merece, de paso, mayor reconocimiento. |
FUENTES DE NICOLO, Francesco. "La scultura lignea del Settecento in Capitanata tra persistenze napoletane e produzione locale", artículo publicado en Actas del 30º Convegno Nazionale sulla Preistoria, Protostoria e Storia della Daunia, Archeoclub San Severo, 2019, pp. 262-263. |
www.lahornacina.com