Estas pinturas con Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz como protagonistas son la única decoración original de finales del siglo XVII que se conserva en el crucero de la iglesia carmelita del Santo Ángel.

Hablamos de dos pinturas que se localizan sobre los colaterales del crucero, cuando no existía la capilla sacramental y habría otro retablo similar al de la Virgen del Pilar. En palabras del profesor Enrique Valdivieso conservan los marcos más espléndidos del barroco final sevillano.

Las pinturas representan a Cristo entregando la cruz a Santa Teresa de Jesús y la Aparición de la Trinidad a San Juan de la Cruz. Son obras que pertenecen a los años finales del siglo XVII o a los de comienzos de la centuria siguiente. Recuerdan la obra de pintores como Matías de Arteaga, uno de los herederos de la riqueza cromática de Bartolomé Esteban Murillo y con buena composición.

Matías de Arteaga (Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1633 - Sevilla, 1703), que alcanzó mucha más fama como grabador que como pintor, fue un autor que tomó también la influencia de Valdés Leal en sus obras.