La versión de la "Crucifixión" (1554-1555) conservada actualmente en la Gallerie dell'Accademia de Venecia es una de las pinturas más características del abigarrado y dinámico estilo de Tintoretto. El artista realizó varias interpretaciones de una de las iconografías más demandadas en el arte cristiano, siendo aún más celebradas la de la Scuola Grande di San Rocco y la del templo de San Cassiano, ambas también en su Venecia natal.

El evento bíblico está lleno de una energía catalizada por las numerosas figuras que se retuercen y ocupan todo el lienzo, hasta el punto de robar gran parte del protagonismo al evento principal; si bien, en medio de este caos, la figura del crucificado queda iluminada en la parte superior central gracias a un brillante resplandor. Su expresión denota que se halla notablemente en paz, al menos en contraste con las otras figuras.

Una sutil herida de la lanza en el torso indica que Jesús ya está muerto, lo que se confirma también con el gesto de la Virgen María en la base de la cruz, sostenida por las santas mujeres después de sufrir un desmayo.

Tintoretto también incluye referencias a otros eventos del pasaje de la Crucifixión, como los soldados romanos rifándose la túnica de Cristo en primer plano, al lado derecho. Fuera de la oscuridad del fondo, el artista utiliza magistralmente la luz; no solo para resaltar la figura de Cristo, como hemos apuntado anteriormente, sino también la figura de Dimas, el buen ladrón, y de Longinos, el centurión romano, quienes adquieren un estatus inmediato de santidad después de declarar a Jesús como Hijo de Dios.

Otra colosal pintura de Tintoretto perteneciente a los primeros años de su carrera en Venecia es la "Presentación de Jesús en el templo" de la Iglesia de Santa Maria dei Carmini, realizada a principios de la década de 1550. El tema, versionado también varias veces por el maestro y su taller, manifiesta igualmente el estilo dinámico de las figuras y la dramática iluminación que caracterizan el arte de Tintoretto.

La "Presentación de Jesús en el templo" recrea la presentación de Jesús niño al sumo sacerdote Simeón en el Templo de Jerusalén, por parte de la Virgen María y San José. La ley mosaica requería que todos los primogénitos de los seres vivos fueran sacrificados al Señor, siendo los niños redimidos con el pago de cinco shekels. El rito conmemoraba el asesinato de los primogénitos en Egipto, del que se salvaron los judíos. La ceremonia incorporó una procesión de velas o candelas, que hoy es reconocida como la festividad cristiana de la Candelaria, y Tintoretto enfatizó esto al incluir muchas figuras que sostienen velas en el fondo de la escena.