Texto de José Luis Romero Torres

 

VIII Premio La Hornacina

La Hornacina ha convocado un año más su concurso de escultura religiosa. Felicito a sus directores, Sergio Cabaco y Jesús Abades, por su constante dedicación y esfuerzo en mantener vivo este concurso y el portal artístico de reconocido prestigio en ámbitos culturales. También quiero expresarles mi agradecimiento por elegirme para este concurso.

 

       
                 
                 
       

 

El VIII concurso como reflejo de la actividad artística de la escultura religiosa

El panorama actual de la escultura de temática religiosa continúa caracterizándose por su amplia variedad estética (naturalismo, idealismo, hiperrealismo, teatralidad, etcétera) y por los distintos referentes artísticos: el sevillano (Martínez Montañés, Juan de Mesa, José de Arce y Roldán, padre e hija) siguen conviviendo con el granadino (Pedro de Mena), el castellano (Gregorio Fernández) y los italianos, principalmente napolitano, como se refleja en este VIII concurso de La Hornacina.

En esta convocatoria, además, existe una diversidad de tamaños, desde el pequeño formato de 40 cm de la bella Dolorosa realizada por Juan Bautista Jiménez (colección particular de Antequera, 19) hasta la monumentalidad de la Inmaculada Franciscana (28), de más de dos metros y medio, realizada por José María Leal para la iglesia franciscana de Mairena del Aljarafe o el Resucitado (40), de dos metros, de Miguel Fuentes del Olmo y Guillermo Martínez Salazar para el presbiterio de una parroquia de Torremolinos.

Asimismo, en esta selección de esculturas existentes, por un lado, figuras individuales, como los Ángeles Pasionarios (2) de Manuel Luque para las andas del Cristo de la Fe de Elche, y, por otro lado, grupos escultóricos como las teatrales figuras secundarias (dos sayones y dos soldados romanos, 5) talladas por Juan Vega Ortega para el grupo escultórico de Azotes y Columna de Málaga.

La riqueza artística de esta selección queda patente también en las anatomías masculinas, desde formas de extremado realismo cercano al hiperrealismo de la figura de Cristo Atado a la Columna de José María Ruiz Montes para Torrevieja (Alicante, 4) hasta la formas más depuradas del Resucitado de Torremolinos (Málaga), realizado por los profesores Miguel Fuentes del Olmo y Guillermo Martínez Salazar.

La belleza femenina también está representada en su diferentes tipos en varias obras de calidad, de las que destacamos la Virgen del grupo del Nacimiento (34) de Lourdes Hernández, la representación dolorosa de la Virgen del Rosario (59), del escultor Ramón Cuenca Santo para la cofradía de Murcia (una imagen de vestir y de rodillas siguiendo el modelo de la conocida Soledad de los frailes mínimos) y la crudeza del realismo del rostro de la Virgen Dolorosa (22), realizada en barro cocido y policromado de Juan Manuel Parra Hernández.

Por su impacto visual destacamos la obra titulada Síndone (51) del escultor Martín Lagares que estuvo expuesta en una muestra celebrada en Mairena del Alcor (Sevilla). Apreciamos el valor investigador y la fuerza expresiva que aporta esta escultura con el cuerpo yacente cubierto por la sábana, cuya textura flácida y arrugas reflejan con crudeza la realidad de la anatomía inerte. No obstante, la representación de la sábana tiene un antecedente barroco italiano: la escultura en mármol de Giuseppe Sanmartino (1753) que se conserva en la iglesia napolitana de Santa Maria Pietà dei Sangro.

Por último, las obras seleccionadas y algunos de sus autores confirman el prestigio nacional que poseen algunos escultores andaluces, como podemos comprobar por el destino o procedencia del encargo de algunas obras.

 

 

Escultura elegida en el VIII concurso La Hornacina

Entre las esculturas seleccionadas en el VIII concurso, he elegido la escultura de Cristo Atado a la Columna, titular de la Cofradía de la Flagelación de Torrevieja (Alicante), obra de José María Ruiz Montes, en la que valoramos la composición de Jesús junto a la columna mostrándonos su agotamiento físico después de recibir los azotes durante el castigo de la flagelación. A pesar de la postura agachada de la figura, su autor ha logrado crear distintos perfiles de calidad visual con los escorzos y contrapostos de cabeza, torso, brazos y piernas.

Esta escena pertenece a uno de los momentos de humillación que Jesús padeció durante su proceso judicial. Durante los siglos XVII y XVIII se representó en pintura y escultura otra escena desarrollada supuestamente después de la flagelación, en la que Jesús desnudo recoge su túnica del suelo junto a la columna o lugar del castigo, como hicieron el pintor Murillo y los escultores José de Mora y Andrés de Carvajal, entre otros artistas. Consideramos de interés la escultura de José María Ruiz Montes por su representación iconográfica, por el naturalismo de su anatomía obtenido a través del modelado y de la policromía, y por su composición.

 

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