DARÍO FERNÁNDEZ

Jesús Abades (17/10/2024)


 

"Hacer algo que sea auténtico y verdadero es mi primera opción y lo que intento reflejar en cada obra"

 

 

Háblanos de la talla de San Francisco de Asís para la localidad jiennense de Martos, la obra del pasado año 2023 mejor valorada por el experto en la XVIII edición del Premio La Hornacina.

La corporación que me encarga la obra, con sede en la iglesia de San Francisco de Martos, y por tanto con evidentes lazos franciscanos, es ya desde hace unos meses hermandad seráfica de penitencia, pero cuando surge el encargo hace unos años era todavía una asociación parroquial. Desde sus orígenes procesionaban un San Francisco que cogían prestado de un colegio, también regentado por los padres franciscanos. Sus tres titulares son míos. Lo primero que ellos hacen es encargarme la hechura del titular, un Ecce Homo sentado y coronado de espinas con la advocación de Nuestro Padre Jesús del Silencio, luego llega la Dolorosa con la advocación de Nuestra Señora del Mayor Dolor y finalmente llega el tercer titular, San Francisco de Asís. Para el santo realicé una imagen de vestir, tal y como la hermandad me pidió, teniendo solamente tallado lo que los fieles ven: cabeza, manos, pies y el fragmento del costado con la herida.

El experto ha sido el historiador sevillano Ignacio Sánchez Rico, que además es integrante de la comisión artística de la Hermandad de la Esperanza de Triana. Precisamente, tu nombre se acaba de sumar al listado de artistas que están llevando a cabo una importante labor de enriquecimiento patrimonial en dicha corporación.

Según ellos, mi labor se centraría en culminar el paso del Señor de las Tres Caídas tallado por Guzmán Bejarano. En concreto, consistiría en cambiar los cuatro ángeles atlantes que están ubicados en los costados del paso, dos en cada lado. La Esperanza de Triana considera que esos atlantes, a los cuales se dirigen todas las miradas del público en la calle, son de escasa calidad y no están a la altura de los ángeles de las esquinas que realizó Álvarez Duarte ni del resto del paso.

Como es habitual, este año 2024 ha sido pletórico para ti laboralmente hablando, con encargos de envergadura como la imagen procesional de la Virgen de la Oliva que presentaste a principios de año.

Los referentes manieristas que comentaste de Torrigiano están ahí siempre, pero quería aclarar que no solo Torrigiano, sino también los grandes maestros del Barroco como Luis Salvador Carmona. Yo personalmente no me quedo solo con el Barroco, también me encanta el Renacimiento, la escultura gótica, los artistas flamencos, la pintura, etcétera. Mis referentes son muchos. Con Torrigiano nos ocurre en Sevilla que tenemos en el Museo de Bellas Artes dos de sus grandes obras: la Virgen de Belén y el San Jerónimo penitente. Cada vez que visito el Museo me quedo extasiado con ellas y aprendo mucho del autor y sus técnicas.

Con la Virgen de la Oliva tuve libertad absoluta a la hora de ejecutarla. Solo hubo un condicionante: las pequeñas medidas de su parroquia, de ahí que se realizase sedente. La gente del barrio la hizo suya enseguida. Tengo la anécdota de la presentación del boceto en barro por el párroco don Jaime y de cómo las mujeres mayores pensaron que ese modelo, que tan solo medía 30 o 40 centímetros, se trataba ya de la obra terminada. Ellas la consideraban ya muy bonita y no paraban de dar las gracias al párroco por la nueva Virgen.

 

     
     
 
     
     
San Francisco de Asís (Martos)

 

Lo anterior se suma a uno de los retos más importantes en tu carrera: el nuevo misterio para la Hermandad del Buen Fin de Sevilla. ¿Cómo se afronta una renovación tan considerable en el marco de una corporación de penitencia tan clásica y con una estampa tan consolidada para el público?

Yo sigo sin saberlo, Jesús. Desde el primer momento, cuando la hermandad me lo propuso, les pregunté el porqué del misterio. Ten en cuenta que yo nací en 1973 y que el antiguo misterio de Álvarez Duarte era más o menos de ese año. Yo he crecido con ese misterio. Después me lo quitan y me llevo la otra mitad de mi vida, otros 25 años, sin el misterio. Fue entonces cuando descubrí el Cristo de Buen Fin. Me gustaba como iba con el misterio de Duarte, pero cuando se quedó solo en el paso, abrigado por los candelabros y las flores, lo vi perfecto, un Cristo precioso integrado en una cofradía clásica y señera. Por eso, cuando me hacen la propuesta del nuevo misterio, yo no veía ni el sitio ni el espacio en el paso. También consideré difícil la idea de poner otro misterio donde ya hubo uno y encima mejorando la composición. Y a todo eso súmale mi elección habiendo tantos buenos compañeros como hay, pero según su entender era yo la persona adecuada para adaptarme a ese crucificado tan especial, tan antiguo y tan devoto, un crucificado con un poder de atracción y espiritualidad muy fuerte, independientemente del siglo XVII en el que fue realizado. No es lo mismo adaptar un misterio a una imagen clásica, barroca, que a otra contemporánea como puede ser, por ejemplo, el Cristo de la Sed.

He tenido la suerte en mi trabajo para el Buen Fin de contar con las facilidades dadas por el director artístico Jesús Corral. Y la propia hermandad, por supuesto, que ha apoyado todo lo que Jesús ha ido dirigiendo en cada momento y que nunca ha puesto ningún pero a lo que, entre Jesús y yo, íbamos proponiendo. Jesús tenía muy claro, por ejemplo, que las nuevas imágenes debían llevar nimbos y ropas bordadas por el carácter tan clásico de la hermandad. Fue mía la idea del monte rocoso con flores salpicadas, pues permitía jugar con las alturas y dar más dramatismo a la escena. También se respetó en todo momento lo reflejado en la maqueta, todos los atributos que se añadieron se quedaron: el cráneo de Adán a los pies del crucificado, el tarro de ungüentos, la túnica del Señor... todo, hasta el último detalle, y ello se agradece.

Hablabas antes del Cristo de la Sed, otro crucificado, obra de Luis Álvarez Duarte, que, en principio, iba a integrarse también en un misterio. Sin embargo, de ello nunca más se supo.

Yo también lo he escuchado, el paso es amplio y a lo mejor con un misterio podría mejorar, pero veo muy bien como va y cuando yo veo una cosa tan bien creo que es mejor no tocarla.

Aparte del que hemos comentado para la Esperanza de Triana , ¿cuáles son tus proyectos de tu futuro?

Muchas cosas. Ahora mismo estoy haciendo la Virgen de la Esperanza para la Hermandad de la Humildad de Toledo, a la que hace ya muchos años hice el titular, el Cristo de la Humildad, y su misterio con los sayones y el romano en el Calvario. Ellos además están muy orgullosos ya de su obra porque la advocación mariana de la Esperanza nace en Toledo con San Ildefonso, y la suya va a ser la primera Dolorosa en la ciudad con esa advocación.

También estoy con el Señor de las Tres Caídas de Sanlúcar de Barrameda, para la misma agrupación parroquial a la que hice la Dolorosa con la advocación de María Santísima del Rocío hace unos años y que ahora también se convertirá en hermandad de penitencia. Para más largo plazo llegará el misterio que acompañará al Cristo.

Otros proyectos son una Virgen Dolorosa para Córdoba y el misterio para Nuestro Padre Jesús de la Salud en su Presentación al Pueblo, una obra que realicé hace unos tres años para la Hermandad de Fátima de Osuna.

Repasando la historia de nuestro galardón, en dos ocasiones tus obras han sido las seleccionadas por los expertos como las más destacadas del año, y en una ocasión, en 2019, recibiste la placa del público por la Coronación de Espinas de Elche, una obra que todavía se exhibe en la muestra Coronatio de Cieza sobre dicha iconografía. Aunque no ha pasado demasiado tiempo, ¿de qué forma ha ido madurando y evolucionando tu trabajo desde entonces?

No sabría decirte, Jesús. Eso lo tenéis que decidir los demás y el tiempo, que es lo mejor para asentar y ver las cosas con perspectiva. Estoy metido en tal maraña de trabajo que ni tengo tiempo para pensar en todo lo que he hecho. Además, las obras no son siempre fruto de una evolución, ni del mejor o peor momento que vivas, sino de lo que te van proponiendo y transmitiendo, en definitiva de lo que necesitan quienes te las encargan. El caso de la Coronación de Espinas de Elche fue muy especial ya que respondía al deseo de hacer una imagen diferente o poco vista.

 

     
     
 
     
     
     
     
Santos varones José de Arimatea y Nicodemo (Hermandad del Buen Fin de Sevilla)

 

Se inaugura ahora una muestra-homenaje a tu maestro Antonio Dubé de Luque, ¿participas en ella?

Me estoy enterando ahora. No me han llamado ni tenía idea de que se había organizado.

En cualquier caso, ya iba siendo hora de una exposición física en homenaje a Dubé de Luque. Y la de Álvarez Duarte se hace esperar demasiado. La Hornacina tuvo el honor de servir de galería para una exposición virtual, titulada Una exposición hecha a base de recuerdos por Antonio Dubé de Luque, en el aniversario del fallecimiento de Dubé.

A Dubé le debo muchísimo. Por supuesto que se merece una exposición en su memoria. De Duarte no puedo hablar tanto porque fue uno de los pocos compañeros que no conocí en persona. Sabía quién era, por supuesto, pero nunca coincidí con él ni estuve nunca en su taller. De Dubé sí te puedo decir que fue un aperturista y que fue un artista que abrió su taller, su casa, su corazón y su sabiduría a toda la cantidad de chavales que pasamos por Alfarería. Dubé no escondía nada, lo daba todo. Enseñaba lo que sabía, nosotros aprendíamos y luego cada uno iba por sus derroteros. La producción de Dubé fue además muy grande porque abarcaba no solo la imaginería, sino también el diseño, la cartelería, los pergaminos, las pinturas. Muchas veces no solo diseñaba las imágenes sino la cofradía entera. Eso hizo que fuese una persona muy conocida y muy valorada.

Ya que has dicho que somos los demás quienes debemos valorar tu trabajo, pienso que ese gusto por la excelencia para ofrecer el mejor resultado posible y ese gusto por lo clásico que no busca tanto rememorar sino ofrecer las calidades que, de principio a final, ofrecían los clásicos, es quizás la clave de que seas un autor tan valorado por público y crítica.

Gracias, Jesús. Eso intento. Por otro lado, tengo que decirte que me gustaría hacer otras cosas. Sé que es muy difícil romper la cadena en la que estoy y las formas de trabajo en las que estoy, pero me gustaría hacer una revolución técnica y artística que aportase tanto como la que hizo Ortega Brú, un artista que me vuelve loco. También el caso de Mariano Benlliure. La verdad es que me gustaría trabajar como ellos, ya no como innovador, sino como artista que practica una técnica más fresca y rápida. Pero no soy capaz, al final estoy sometido a mi forma de hacer.

El tiempo irá diciendo por dónde navega uno. Cuando era joven me preocupaba bastante cuáles iban a ser mi estilo y mi forma de trabajar. Después me di cuenta que eso no se puede saber ni impostar, y si se imposta no es bueno porque es algo que debe ir surgiendo con el tiempo a razón de lo que vayas estudiando y aprendiendo de tus experiencias, gustos, forma de vida, etcétera. Yo eso lo aprendí de Dubé y lo sigue aprendiendo de Juan Manuel Miñarro, al que tengo la suerte de tener al lado de mi taller, y de otros compañeros a los que admiro. Pero sí, lo que tú dices de cuidar la obra, mimarla, y de hacer algo que sea auténtico y verdadero es mi primera opción y lo que intento hacer en cada una de ellas.

 

 
 
 
 
 
 
Santa María Magdalena, soldado romano y cráneo de Adán (Hermandad del Buen Fin de Sevilla)

 

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