XVIII PREMIO DE LA HORNACINA. OPINIÓN DEL EXPERTO

Ignacio Sánchez Rico (21/03/2024)


 

 

Desde hace casi dos décadas, el portal La Hornacina, otorga un premio a las mejores obras de arte sacro realizadas durante el pasado año, premio que se vota de forma popular por los seguidores de la web en base a una selección previa. Esta votación se acompaña cada año por el análisis crítico de un experto, que emite públicamente su valoración, recayendo este año en mi persona esta labor.

Como ya expusieron algunos de mis antecesores, formular un juicio crítico dentro de un proceso competitivo, es una tarea ardua, que exige atención, minuciosidad y respeto a la hora de valorar los trabajos propuestos. Por tanto, acepto de buen grado esta responsabilidad, mostrando en primer lugar mi agradecimiento al equipo de La Hornacina, formado por Jesús Abades y Sergio Cabaco, por haber confiado en mi criterio para realizar esta selección de piezas, en el año en el que el premio cumple su mayoría de edad.

Como decía uno de los más importantes teólogos de la Iglesia Católica, Santo Tomas de Aquino: "el arte es simplemente un método acertado de hacer las cosas. La prueba del artista no consiste en la voluntad que pone en su trabajo, sino en la excelencia de la obra que produce". Esa excelencia, es la que se pretende destacar de entre las obras seleccionadas para hacer esta meditada valoración.

Desde hace un par de décadas, la pintura sacra, pero sobre todo la imaginería, están viviendo un inusitado periodo de esplendor. Esto se refleja en la gran cantidad y variedad de obras que se reparten por todo el territorio nacional, que provienen de autores de muy diversa procedencia y formación, advirtiéndose una nutrida presencia de artistas muy jóvenes, aunque sin que falten otros, en plena madurez creativa, que ejercen con maestría este antiguo oficio de realizar obras para el culto público. Aunque este fenómeno se da a nivel nacional, habría que destacar que es en las escuelas históricas donde se concentran un mayor número de pintores y escultores con obras destacadas.

Aunque no sea este el marco adecuado, por tiempo y extensión, habría que hacer un análisis serio sobre la importancia que están teniendo las redes sociales en el campo del arte sacro. No solo en la difusión de las obras, sino en la formación e influencia de los artistas jóvenes, que tienen una herramienta a su alcance que antes no existía y que está provocando una rápida maduración en la creatividad del arte sacro. Esto es claramente palpable en cómo van asimilando modelos e influencias foráneos, que antes no eran habituales en el mundo de la imaginería y la pintura, que se ceñían a repetir formulas y modelos heredados de sus predecesores más inmediatos y de sus maestros.

 

 

MODALIDAD DE ESCULTURA

 

Como ya he referido, la modalidad de escultura es donde más y mejores obras se están produciendo, viviendo en los últimos años una etapa de calidad y esplendor inusitado. Bajo mi criterio, este año la obra ganadora en esta disciplina, es la imagen vestidera de San Francisco de Asís (32), realizado por el imaginero sevillano Darío Fernández para la localidad jiennense de Martos, coincidiendo su hechura con el 450 aniversario de la comunidad franciscana en la localidad. El encargo se ha realizado por la agrupación parroquial de San Francisco de Asís, Nuestro Padre Jesús del Silencio y Nuestra Señora del Mayor Dolor, cuyos anteriores titulares son también obra del referido escultor. Se representa al Santo vestido con habito franciscano, en pleno trance de la estigmatización, cuando al adorar al Señor en la cruz quedaron grabadas en su cuerpo las llagas de la crucifixión.

La producción de Darío se encuentra en un proceso de madurez creativa que alcanza altas dosis de excelencia en casi todos los tremas que trata, adecuándose perfectamente a los condicionantes del cliente y a las circunstancias de cada obra, convirtiendo al autor en uno de los grandes referentes de la imaginería española de las últimas décadas. No podemos dejar de reseñar el poso clásico de sus composiciones, que beben de las fuentes de la mejor escuela sevillana de imaginería, pero tamizadas por su propio gusto y sensibilidad, alcanzando una personalidad propia y un gran misticismo, sin ser un simple remedo de lo hecho en siglos anteriores por los maestros del barroco. Esta influencia es claramente palpable en casi toda su producción, como muestra claramente esta pieza realizada para Martos, donde las influencias montañesinas y mesinas, procesadas por lo roldanesco o los seguidores de Arce, son plenamente constatables, a manera de síntesis, en la resolución de esta iconografía por parte de Darío.

Por otro lado, sería injusto no destacar otras piezas, aparte de la elegida, que cumplen los mismos requisitos de excelencia y buen hacer que se les requiere a los artistas seleccionados. De hecho, ha sido bastante complicada y reñida la elección, ya que no ha sido nada fácil llegar a seleccionar una única pieza, debido a la enorme calidad de muchas de las obras seleccionadas. A esto hay que añadir la dificultad que entraña comparar diferentes disciplinas, temáticas, estilos, ya que hay imágenes de candelero, de talla completa, de pequeño y gran formato, encargos de carácter particular o para parroquias y hermandades, etc.

 

     
     
 

 

En cuanto a las dolorosas de candelero seleccionadas este año, destacar especialmente la obra de dos escultores de muy diferente procedencia: por un lado, la excelencia de uno de los grandes maestros de la imaginería contemporánea, como es Ramón Cuenca Santo, que recoge la mejor tradición levantina en el excelso grupo de la Virgen de la Trinidad y San Juan Evangelista (48) para la hermandad de la Humildad de Jerez de la frontera. Por otro, el sublime grupo que representa el momento de la calle de la Amargura (23) de Eduardo García Márquez, inspirado en la larga tradición en este género de la escuela Sevillana, tomando como referentes compositivos e interpretando los modelos desarrollados por Ignacio López a principios del siglo XVIII. Es justo destacar también, los VII Dolores (1) del granadino Ángel Asenjo, que al igual que los anteriores, también recoge la tradición de su escuela en la fuente de inspiración de esta obra.

 

 

Por su originalidad y enorme calidad escultórica, es imposible no citar la Virgen del Sagrario (49) para Valladolid, obra de talla completa del gran maestro imaginero sevillano, José Antonio Navarro Arteaga. Artista que está en plena madurez creativa en su ya larga carrera, y que aúna en su labor un gran dominio del oficio y una gran variedad de registros, atreviéndose en este caso con una obra de marcada inspiración modernista, tomando referencias de otras obras precedentes del primer tercio del siglo XX.

 

 

 

En cuanto a los relieves (24) seleccionados en esta edición, año tras año hay que resaltar la obra de la maestra sevillana Encarnación Hurtado, la gran especialista de este género que tenemos en la actualidad, que bebe de los modelos roldanescos, que ella misma ha interiorizado en su propia obra, fluyendo con soltura a la hora de componer y modelar, a lo que se une la maestría de sus estofados y la unción que destilan los grupos. Muy destacable también la calidad escultórica de los altorrelieves para el trono del Cristo del Perdón de Málaga (25), obra del gran imaginero José María Ruiz Montes, que es otra de las figuras a tener en cuenta en el campo de la escultura sacra española actual.

 

     
     
 

 

No puedo y no quiero dejar de destacar la enorme calidad de varias piezas de talla completa, curiosamente, dos de ellas, han sido realizadas por sendos artistas onubenses que en los últimos años están destacando especialmente por la calidad de su producción. Por un lado, quiero resaltar la maravillosa Inmaculada Concepción (17) del excelente artista, afincado en Sevilla, Juan Manuel Parra (su grupo del Descendimiento fue valorado por el experto como la mejor obra del pasado año), imagen realizada para un encargo particular, presenta un cuidado y trabajado modelado, con cierta influencia manierista por el alargamiento de las formas, que cuenta con un extraordinario trabajo de estofado al temple digno de ser premiado en la categoría de pintura. Por otro, el San Miguel (36) de Abraham Ceada, para la localidad malagueña de Nerja, es una obra muy refinada y exquisita, como casi toda la producción de este artista onubense, que aúna las más variadas influencias y domina con excelencia varias disciplinas artísticas. Del foco murciano, muy destacable también la obra de los Hermanos Cava, que, en su línea habitual, recrean los modelos salzillescos con especial gracia y fortuna, como en el caso del San Antonio de Padua (30) para la iglesia del Carmen de Murcia, donde recrean fielmente un Salzillo desaparecido.

 

     
     
 

 

Hay que reseñar tres obras donde se hace un completo y exquisito estudio del desnudo, destacando especialmente la imagen, Cordero de Dios (03) del antequerano Ángel Sarmiento, artista muy joven y completo, ya que combina su labor como imaginero y restaurador con la de proyectista y pintor, destacando su calidad en todas las disciplinas que toca y que a día de hoy es una figura emergente muy a tener en cuenta. Las otras dos están realizadas por dos artistas cordobeses, por un lado, el Crucificado de la Piedad (06) realizado para Córdoba, obra del reconocido imaginero Antonio Bernal Redondo, que recoge la mejor tradición barroca de la escuela andaluza y por otro, un cristo yacente (50) de Manuel Luque Bonillo para Dalías, con un excelente modelado cargado de dulzura y unción.

 

 

 

Otras imágenes reseñables, realizadas para ser vestidas, son la Santa Teresa (44) para la iglesia parroquial del Carmen de Ciudad de México, obra del excelente y joven artista onubense Santiago Delgado Carrera (ganador de la XVI edición del premio de La Hornacina), obra muy influenciada por modelos barrocos sevillanos cargada de una exquisita espiritualidad. Muy interesante también, por sus clásicas influencias, la imagen del Nazareno (19) procesional realizado para Mahón, obra del escultor pontanés afincado en Sevilla, Juan Bautista Jiménez.

 

 

 

 

 

MODALIDAD DE PINTURA

 

En primer lugar, me gustaría hacer un llamamiento para animar a los artistas que se dedican al género de la pintura, para que presenten sus obras en el portal de La Hornacina con la misma profusión que lo hacen sus compañeros imagineros, ya que muchas de las interesantes piezas pictóricas presentadas en el pasado año, no han podido ser seleccionadas al no estar publicadas en la web. Aun así, hay un amplio ramillete de obras que paso a reseñar a continuación, junto con la que para mí tiene mayor valoración.

Mi obra ganadora en la modalidad de pintura, es la realizada por el excelente escultor, restaurador, pintor y proyectista murciano Santiago Rodríguez López. Es un óleo sobre lienzo que reproduce la imagen de la Virgen de los Dolores, realizada por Francisco Salzillo en 1755, para la cofradía de Jesús Nazareno de Murcia, esta es una representación a lo divino. como si de un exvoto se tratara de la bella imagen mariana. La referida cofradía, encargó el año pasado al autor una reproducción pictórica de su titular dolorosa, sobre un pódium que incluye una inscripción conmemorativa, por la concesión, en 2022, de una indulgencia plenaria a la devota imagen por parte de la Penitenciaria Apostólica de Roma. En la obra, concebida a modo de relieve dentro de un tondo, advertimos evidentes influencias italianas, tanto en el propio retrato, como en las clasicistas arquitecturas fingidas que lo enmarcan, que son tan propias de la escuela levantina, más en concreto del foco murciano. Pintura de un enorme virtuosismo técnico, de elegante composición y de una belleza formal inusitada, que pone de manifiesto la enorme calidad de este polifacético artista.

Es justo destacar, la trayectoria del excelente pintor y restaurador sevillano Antonio Díaz Arnido, autor del cartel oficial de la semana santa de Lebrija 2023, realizado en técnica mixta, donde destacamos la enorme sensibilidad del autor y sus grandes dotes a la hora de la composición en el complicado género de la cartelería, donde este artista destaca especialmente.

El murciano Andrés Carrasco, pintor que domina como nadie el género de la pintura devocional derivada de los modelos barrocos, ha realizado dos interesantes piezas, como son el cartel de la ofrenda floral solidaria a la Virgen de las Angustias de Granada de 2023 y una delicada pintura devocional para el simpecado de la hermandad de los Judíos de Huelva.

Muy interesante también la obra del pintor nazareno, Juan Miguel Martin Mena, destacando la delicada belleza de la luz que envuelve el cartel de la semana santa de Osuna de 2023, realizado en técnica mixta sobre tabla, donde no falta una de las especialidades de su autor, el uso de la complicada técnica del dibujo hecho a bolígrafo.

Álvaro Martínez, artista y restaurador, realiza una interesante pintura devocional que lleva por título, copia del verdadero retrato de la Virgen de la Soledad. Inspirada en una obra anónima del siglo XVIII que se encuentra en el templo parroquial de la Asunción de Pastrana (Guadalajara), realizada al óleo para una colección particular de Albacete.

Otros dos jóvenes talentos dignos de mencionar, son los sevillanos Ricardo Gil y Rubén Terriza. El primero de ellos, a pesar de su juventud, ha demostrado unas innatas dotes para la cartelería y la publicidad, que lo han colocado como uno de los artistas más prolíficos y reconocidos de este género, la bonita obra seleccionada por La Hornacina es una felicitación de navidad del año 2023 para el taller de joyería el Oribe (Jerez de la Frontera). Por otro lado, el cigarrero Rubén Terriza, también destaca en el mundo de la cartelería, pero con un toque más pictórico que publicitario, me ha parecido preciosa su papeleta de sitio para la hermandad de San Gonzalo y su cartel para la hermandad de la Vera Cruz de Alcalá del Rio.

El artista pacense, Ricardo Kantowitz, ha realizado el cartel anunciador de la semana santa de Badajoz de 2023, pintado en acrílico con pigmentos sobre tabla muy inspirado en la cartelería de los años treinta y cuarenta. Lleva por título Fue por ti, es un primer plano del Cristo de la Humildad y Paciencia atribuido a Pedro Roldán, que el propio pintor y restaurador intervino en 2019.

Por último, el pintor estepeño Juan Fernández Robles, realiza una original obra bidimensional en técnica mixta, que representa al Cristo de la Misericordia de la hermandad de Santa Cruz de Sevilla. Mediante el sacrificio en la Cruz, el Señor se alza triunfante sobre el pecado y la corrupción, simbolizados en las espinas que se enredan en la celosía sobre la que figura clavado el madero. .

 

 

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