El autor

El escultor onubense Elías Rodríguez Picón (Rociana del Condado, Huelva, 1974), una rara avis dentro de la imaginería como sus paisanos predecesores Sebastián Santos y Antonio León Ortega; en este caso, no solo a nivel profesional -ha sabido crear un estilo propio al tiempo que dedica la otra mitad de su tiempo a la fotografía y a la escultura monumental-, sino personal, al disponer de un reconocimiento en vida -entre otras cosas, la calle de Rociana donde está su estudio lleva su nombre- inédito entre los profesionales de su campo.

La obra

La única alegoría premiada hasta la fecha lleva por título Santo Cristo de la Preciosa Sangre y constituye una cristianización del Saturno pensativo y melancólico, de la alquimia y el hermetismo. Una derivación del tema de la Humildad y Paciencia de Jesús que incluye los símbolos de su victoria sobre la muerte y el demonio, de ahí que también premonice al Varón de Dolores ya sentado triunfal en la gloria junto al Padre. Llegó a procesionar de forma extraordinaria en 2011, para lo cual estrenó un magnífico cornicine también de Picón.

El proyecto

Según el autor, fue un Cristo pensado y hecho para Huelva. A excepción de la Virgen de los Desamparados, todas las imágenes de la cofradía onubense de la Redención -promotora del encargo- fueron labradas por Picón. El loable proyecto de la corporación solo incluía modelos inéditos en la ciudad: el Nazareno ante las santas mujeres -convertido después en una versión un tanto forzada del Lagar Místico que convenció a pocos-, la obra que nos ocupa y la Dolorosa del Dulce Nombre bajo palio, apocalíptica, junto a san Juan y la Magdalena.

La acogida

Lo que debía haber sido una de las mayores glorias del escultor en su tierra natal acabó convirtiéndose en una gran decepción, tanto por ser Huelva una tierra ingrata con sus artistas, como por la deriva en la que cayó una cofradía que incluso se desprendió de la figura del cornicine adolescente -ni siquiera está ya en Huelva- y a punto estuvo de hacer lo mismo con la Preciosa Sangre, pese a este reconocimiento a su valía. Es de justicia que participe el próximo 17 de septiembre en la Procesión Magna de la ciudad por el Año de la Misericordia.

La opinión del experto

Nuestro amigo Juan Antonio Sánchez López se decidió por una obra de su paisano José María Ruiz Montes para Salobreña (Granada): un San Juan Bautista de pequeño tamaño cuyo destino fue una de las hornacinas del trono procesional del Cristo de la Humillación. Realmente, fue un año prolijo en estatuillas dotadas de notable grandeza escultórica, caso también de las realizadas por Encarna Hurtado; aunque tampoco faltaron los grandes proyectos a tamaño natural como los de José María Leal, González Jurado o Ángel Pantoja.