El autor

Siempre decimos que este premio a Fernando Aguado Hernández (Sevilla, 1979) es muy especial para La Hornacina ya que ambas andaduras -la de Aguado como escultor y la del portal como medio de comunicación- han ido siempre muy parejas a lo largo de estos diez años, casi once ya. De talentudo principiante a referente incuestionable de la imaginería actual, este artista y diseñador suele escalar niveles con cada obra, quizás por tomarse siempre como un reto hasta el más nimio de los cometidos, lo cual es muy de agradecer.

La obra

Por expreso deseo de la agrupación parroquial de El Viso del Alcor (Sevilla) que la encargó -muy pronto, nueva hermandad de penitencia en la localidad-, la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Redención sigue el modelo de la popular talla homónima de Antonio Castillo Lastrucci (1957) que procesiona cada Lunes Santo la cofradía sevillana del Beso de Judas. De ella toma la forma de vestir, la frontal disposición del cuerpo y la resignada expresión de un rostro que, como el resto de la figura, manifiesta sumisión ante los captores.

El proyecto

En ningún caso debe tomarse esta obra de Aguado como una copia. Salvo los detalles mencionados, en su mayoría estéticos, su creación es totalmente diferente a la de Castillo Lastrucci, quien a su vez se inspiró en el modelo de Salzillo para la cofradía murciana del Nazareno. Como bien apreció nuestro querido amigo Antonio Fernández Paradas, el Cristo de Aguado no repite la obra de otros, nada más lejos de la intención del autor. Es un Cristo de su época, moderno, actual y sin complejos barrocos, netamente del siglo XXI.

La acogida

No sorprendió tanto el premiado -había ganas en Sevilla, desde hace mucho tiempo, de que el premio se lo llevara un escultor de la tierra, especialmente Leal y Aguado- como la obra galardonada. Años antes, Aguado había llevado a cabo complejos proyectos escultóricos para Cabra o Hellín, por ejemplo, pero ninguno logró el respaldo del nuevo Cristo de la Redención para la humilde corporación visueña de la Esperanza, lo que vino a demostrar otra vez, ni para bien ni para mal, que ambición y recompensa no siempre caminan de la mano.

La opinión del experto

Fernández Paradas nos regaló un maravilloso escrito -la "encíclica", según algunos seguidores- que define a la perfección el espíritu de La Hornacina de cara al arte. Escrito que tuvo su prolongación en "Los premios de "La hornacina", un arte antiguo para una comunicación moderna" dentro de la excelente publicación Contenidos y discurso comunicativo audiovisual y textual (2015). Paradas se decidió por la espectacular obra Dónde está la Muerte de Francisco Malo Guerrero, posiblemente el imaginero más desaprovechado de la historia reciente.