XIII PREMIO DE LA HORNACINA. OPINIÓN DEL EXPERTO

Jesús Andrés Aponte Pareja (28/03/2019)


 

 

Introducción

Me parece que fuese hace solo unos meses, cuando en enero del año 2009, queriendo escribir un artículo sobre Martínez Montañés, ingresé en Internet tratando de encontrar algún escrito sobre escultura colonial colombiana que me sirviese de guía, encontrándome con un artículo sobre una escultura de San Pedro Apóstol enviada por el imaginero cordobés Juan de Mesa a una localidad del antiguo reino de la Nueva Granada, hoy Colombia, que al principio creí fuese publicado por historiadores de arte colombianos.

Ese artículo cuya estructura me fue de gran ayuda para poder escribir el mío sobre Montañés, me llevó a una gran cantidad de escritos de temas similares, principalmente sobre escultura sevillana por la cual hacía unos años ya me había interesado, sobre todo por la figura de Martínez Montañés. Es entonces cuando me percato de que se trataba de una página de arte española llamada La Hornacina.

Nunca antes había escrito una línea sobre arte, mucho menos había publicado algo. Una vez terminé de escribir el artículo sobre Martínez Montañés decidí enviárselo a los encargados de La Hornacina sin otro interés que el de dárselos a conocer. Cuál sería mi sorpresa cuando al siguiente día veo que mi artículo había sido publicado por ellos, no se imaginan la emoción que sentí cuando lo vi publicado en portada, no me lo esperaba. A partir de ese momento quedé enganchado con esta maravillosa página. Comencé a revisar año por año todo lo que se había publicado allí hasta el momento, ampliando enormemente mi panorama sobre la plástica española pero muy especialmente sobre la andaluza, desde los pintores y escultores renacentistas hasta los nuevos artífices que aún hoy continúan de forma magistral manteniendo y enriqueciendo la historia artística de España.

Ante la carencia de libros sobre el tema artístico andaluz en Colombia, fue en gran parte a través de los escritos publicados en La Hornacina que pude profundizar mis conocimientos sobre escultores como Roque Balduque, Juan Bautista Vázquez, Martínez Montañés, Francisco de Ocampo y Juan de Mesa, o algunos tan importantes pero desconocidos para mí como Marcos Cabrera, Juan de Oviedo el Mozo, José de Arce, Pedro Roldán y su taller o los miembros de la escuela gaditano genovesa de escultura, entre muchos otros artistas que también incluyen a grandes pintores de los que por primera vez tuve conocimiento en las páginas de La Hornacina.

Quiero dar mi más sincero agradecimiento a Sergio Cabaco y a Jesús Abades por crear y mantener este interesantísimo portal en el que me forjé como escritor de temas artísticos, por haber publicado mis escritos durante tanto tiempo, motivándome con ello a conocer cada vez más sobre el arte andaluz y su proyección sobre la América Hispana y por haberme escogido este año para tener el gran honor y la enorme responsabilidad de manifestar mis subjetivas impresiones en este maravilloso certamen artístico que contribuye de buena manera a incentivar la pervivencia y evolución del arte religioso andaluz español.

 

 

Opinión del experto. Pintura.

Está de más decir que no ha sido fácil escoger una obra favorita en ninguna de las dos modalidades artísticas. En ambas la calidad de los trabajos presentados es de un gran nivel, por lo que quiero expresar mis más sinceras felicitaciones a todos los participantes.

Son numerosas las obras de pintura, realizadas en diferentes técnicas e iconografías, que este año han llamado mi atención por sus evidentes cualidades de gran mérito artístico. Sin embargo, es la obra del pintor sevillano José Luis Castrillo la que más me ha impactado, decantándome, entre sus varias piezas presentadas, por aquella titulada Mater Dolorosa. En esta pequeña pintura se resume, en mi concepto, más que en sus otras obras, la gran maestría y experiencia de su autor, destacándose en ella el excelente manejo de la luz y el color junto con la solvencia y desparpajo de su pastosa pincelada, aunando todos estos recursos a una equilibrada y sobria composición. Las modestas dimensiones de la obra, alejada de cualquier pretensión de monumentalidad, nos permiten una mayor concentración en la percepción de sus estupendas calidades pictóricas, como dibujo, textura y cromatismo. Castrillo muestra, en los rostros de sus personajes, en este caso el de la dolorosa, de gran belleza formal e idílica espiritualidad, al igual que en el plegado de sus vestiduras, algunas de las características propias del arte barroco andaluz, reinterpretadas en un peculiar estilo de clara tendencia impresionista, siendo este planteamiento una de sus contribuciones a la tradición contemporánea de la pintura sevillana.

 

 

La mayor parte de las obras presentadas en este concurso consisten en carteles de variados tipos de festividades. Entre los que encuentro más sobresalientes se halla el realizado por Manuel Caliani para la Hermandad de los Mutilados de Huelva, titulado Reina y Señora de la Paz: La fuente del remanso. Ejecutado en técnica mixta de acuarela y transfer. He de destacar en él, la estupenda resolución del bello rostro de la virgen de gran fuerza expresiva, realizada en tonos fríos en suave contraste con una atmosfera cálida y vaporosa. Se trata de un retrato de la virgen tallada en 1944 por el escultor Antonio León Ortega, siendo gran parte de la obra pictórica de este cartel realizada a la acuarela, técnica que aún hoy sigue siendo menospreciada por parte de la crítica pero que presenta un mayor grado de dificultad en su ejecución en comparación con otras técnicas más valoradas.

 

 

Otra obra que encuentro destacable es la que se representa en el Cartel de la Semana Santa de Málaga 2019, realizado por José Antonio Jiménez Muñoz, en el que plasma con gran potencia técnica sus elementos compositivos. Más allá del mensaje social que Jiménez Muñoz pretende transmitir y de su polémica iconografía, mezcla de estilos y épocas, destaco en este cartel su indudable belleza plástica, tomando como elemento principal la imagen de la virgen de los Dolores del Puente, con todas sus joyas y atributos, la cual está enfocada desde un ángulo poco convencional pero resuelta magníficamente en su concepción barroca a través de suelta y decidida pincelada que hablan de la gran riqueza en recursos técnicos y artísticos de su autor.

 

 

Por último quiero resaltar la labor que Juan Miguel Martín Mena realiza en la ejecución del Cartel del Centenario de la Coronación Canónica de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, estéticamente muy vistoso, de gran dificultad técnica y ambiciosa composición. Martín Mena retrotrae al espectador al tiempo en que fue coronada la imagen almonteña, valiéndose para ello del Art Nouveau, corriente estilística imperante en occidente en ese periodo, logrando una obra de estupendo cromatismo, solidez conceptual y equilibrada composición, no obstante el evidente arrebato de "horror vacui", tan propio de este estilo, con que están dispuestos sus elementos.

 

 

Opinión del experto. Escultura.

Si fue difícil discernir, entre escoger una obra favorita en el grupo de pintores, lo fue aún más en el grupo que conforman los escultores, puesto que el nivel presentado es mucho más parejo.

Es evidente, al contemplar la mayor parte de las obras aquí presentadas, que sus autores hacen parte de la misma escuela contemporánea de imaginería, claramente deudora de la escultura barroca andaluza de los siglos XVII y XVIII. Aprecio en todos los concursantes una altísima calidad técnica y artística, cada uno con su propia personalidad y recursos, no obstante algunos mantengan gran unidad estilística.

En esta oportunidad me he dejado seducir por la que considero sea una obra de gran factura y sin duda la más transgresora del grupo. Me refiero al San Jerónimo penitente de Francis Arredondo, escultura realizada en bronce rojo, evidentemente dotada de un gran carácter. Arredondo enfrenta esta iconografía, claramente muy alejado del idealismo planteado por Pietro Torrigiani y Martínez Montañés, en las que son tal vez, las más conocidas representaciones del mismo tema en la escultura andaluza, mostrándonos al santo anacoreta, tallado hasta la cintura, en su clásica iconografía, como es habitual con el torso desnudo tratando de infligirse dolor al golpearse con una piedra mientras contempla un crucifijo. El autor acentúa el ascetismo y el patetismo del santo al valerse de un excesivo realismo con el que plasma su famélica y huesuda anatomía conformada de músculos descolgados y flácidos , rostro ajado y cadavérico, todo resuelto con un rápido modelado de líneas abocetadas y rugosas que le confiere gran dinamismo, luminosidad y profundidad a sus formas. Esta obra manifiesta en sus soluciones formales, la influencia de la escultura impresionista de Aguste Rodin, claro está, sin abandonar la honda espiritualidad y enérgica sensibilidad propias de la mejor escultura barroca española.

 

 
     
     
 
     
     
 
     
     
 

 

Otras esculturas que me han maravillado son el Cristo de la Misericordia de Manuel Martín Nieto, Dolorosa de Francisco Malo Guerrero, Coronación de Espinas de Darío Fernández, Inmaculada Niña de Luis Molano Mérida, San Eutropio de Joaquín Barrera Cortés, Transfiguración de Encarnación Hurtado, Consolación de María de Juan Manuel Miñarro y Consuelo de Afligidos de Francisco Javier López del Espino, todas, en mi concepto, dignas herederas contemporáneas de la rica tradición escultórica española.

 

 

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